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A todos les gustan los relatos por Michael Lawrence

Actualizado: 23 mar 2021

Todas las personas aman los relatos. Ya sea que nuestro gusto se incline por Michener o Grisham, Shakespeare o Tolkien, la ficción o la no ficción, hay algo acerca de una historia bien contada que nos atrae.


Pero no solo es la atracción de la narrativa. Una buena historia está poblada de personajes cuyas vidas son como ventanas; ¿Dónde está tu historia escrita? ventanas hacia otro mundo, y ventanas hacia nuestro propio mundo interior.


Nuestras propias historias


Creo que esta es la razón por la cual amamos las historias de amor. Las historias nos ayudan a dar sentido a nuestro mundo y a nosotros mismos. De hecho, cuando quise que mi joven novia comprendiera cuánto significaba que se casara conmigo, un sureño de los Estados Unidos que había dejado el sur, pero que no había dejado de ser sureño, le leí historias de William Faulkner, Ferrol Sams y Joel Chandler Harris.


En nuestro mundo postmoderno, hemos sido alentados a abandonar la búsqueda de una narrativa que dé sentido a nuestras vidas y, en lugar de eso, deberíamos seguir con nuestras vidas, como cada uno lo quiera definir. Es más, si hallamos una narrativa que funcione, se dice que debemos guardarla para nosotros mismos. No deberíamos oprimir a otros con nuestra propia visión de la vida, aquello que tiene sentido para nosotros, nuestra metanarrativa.


Por supuesto, el problema con esta perspectiva de las cosas es que no funciona, y tampoco cuadra con nuestra experiencia. Seamos del oriente o del occidente, religiosos o no, todos damos sentido a nuestras vidas no solo leyendo historias, sino al contarlas; historias acerca del lugar de dónde somos, con quienes nos relacionamos y lo que hacemos. Y nuestras historias particulares toman un mayor significado cuando se conectan a las historias de otros.


«Soy un blanco norteamericano que creció en el sur del país en la época posterior a los derechos civiles».

«Soy un keniano que creció en la África Oriental posterior a la colonia».

«Soy un ex musulmán convertido al cristianismo».

«Soy de la tercera generación de chinos nacidos en los Estados Unidos».


Cada una de estas frases conecta una historia individual con una historia mayor; historias que nos definen, dan forma y proveen significado, propósito y orden a nuestras vidas.


La historia de Dios


Las historias más grandes que cualquiera de nosotros podría contar son las que nos conectan, no sólo con una familia, una nación o un grupo étnico, sino con Dios y el cosmos. Después de todo, no somos los únicos que cuentan una historia que da significado a la vida. En la Biblia, Dios cuenta una historia.


Ahora bien, cuando me refiero a una historia en la Biblia, no me refiero a que sea ficticia, como tampoco tu propia vida es ficticia. Lo que quiero decir es que la Biblia nos provee de una narrativa que tiene un principio, una parte media y un final. Es la narrativa de las palabras y acciones de Dios en la historia. Y no es solo una narrativa entre muchas. Es la narrativa de todo, porque comienza «momentos» antes del inicio del tiempo y termina en el «momento» después de la conclusión de la historia. Y, aunque la narrativa bíblica a veces se enfoca en una única familia, o incluso en un individuo, por el camino termina incluyendo en su historia la totalidad de la raza humana. Eso significa que mi historia y la tuya están dentro de esta narrativa.


Lejos de ser un antiguo texto religioso, de interés solo para anticuarios y eruditos, la Biblia es tan contemporánea como lo somos nosotros. Es más, nuestras historias nunca tendrán sentido sin comprender cómo encajan en la de Dios.


La tarea de la teología bíblica


La labor de la teología bíblica es comprender la Biblia como una única narrativa divinamente inspirada, una revelación del propósito y el plan de Dios para la humanidad que se despliega en tiempo y espacio. Más que solo teología que es bíblica, la teología bíblica intenta entender la revelación de Dios a medida que va desplegándose progresivamente en la historia culminando en la persona de Jesucristo. Trata de entender cómo el Antiguo Testamento nos apunta y nos prepara para el Nuevo, y cómo el Nuevo Testamento está contenido en el Antiguo.


Si tuviera que indicar un versículo que justifique estas declaraciones, podría mencionar Lucas 24:27: «Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían».


O quizás sería 1 Corintios 10:6, donde Pablo, refiriéndose a los eventos de Israel en el desierto dijo: «Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron».


O tal vez sería Hebreos 10:1, donde el autor dice que el antiguo pacto fue una sombra que apuntaba a una realidad mayor: «Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan».


Captas la idea. La teología bíblica intenta entender la Biblia entera como escritura cristiana que cuenta la historia de Cristo.


En las siguientes artículos, vamos a embarcarnos en una exploración de la teología bíblica y su aplicación a la vida de la iglesia. Mirando cinco temas diferentes de esta narrativa, comenzando con el tema de la creación, mi objetivo es juntar la historia completa de la Biblia, de Génesis a Apocalipsis. Al hacer esto, espero que no solo comprendamos mejor la Biblia y su mensaje, sino que también nuestro lugar en ella y el futuro que nos espera; una historia ya escrita, pero no completada todavía.


*Esta serie de artículos son una adaptación de un articulo mas extenso publicado en la revista de 9 Marcas #3 - Teología Bíblica

 

Michael Lawrence (PhD. Cambridge University; M.Div Gordon-Conwell Theological Seminary) sirve como pastor principal en Hinson Baptist Church en Portland, Oregon. Lawrence es autor del libro Teología Bíblica en la Vida de la Iglesia: Una guía para el ministerio

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